UJI - Curso: EL CINE SEGÚN...
Tema 6.3 - El cine según... los padres del sonoro japonés
Prof: Fernando Blasco Lasmarias
KENJI MIZOGUCHI (1898-1956)
1 - MIZOGUCHI: “EL JOHN FORD NIPÓN”
De una infancia dura y con carencias de todo tipo, pasó a una adolescencia comprometida y revolucionaria. Su primer trabajo vocacional fue el de ilustrador de prensa (como Fellini). Aunque entraría en la industria del cine relativamente joven (con 21 años y como actor), dirigiendo su primer film en 1922 (con 24 años). Se titulaba El día en que vuelve el amor, y se estrenó en 1923. Entre ese año y 1935 -es decir: su etapa muda- rodará 64 películas, de las cuales 60 se perdieron, no quedando ninguna copia tras la IIGM.
Lo que ahora nos ocupa, que es su etapa sonora, comienza en 1935 con Las amapolas, y Oyuki, la virgen. Esta última se basa en el relato de Guy de Maupassant, en que curiosamente John Ford se basó también para La diligencia (1939)…¿coincidencia? Seguramente sí.
(El protagonismo de las geishas en estos primeros films -y en buena parte de su obra posterior- parece ser que se debía a un recuerdo infantil de Mizoguchi que le obsesionó toda su vida: su padre había vendido a una de sus hermanas como geisha, cuando él aún era un niño).
En los siguientes 21 años (1936-1956), rodaría 27 largometrajes más, casi todos en blanco y negro, y de los cuales es difícil hacer una selección:
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Las hermanas de Gion (1936), de la que él se sentía más orgulloso.
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La historia del último crisantemo (1939), premiada por el Ministerio de Cultura japonés.
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La venganza de los 47 samurais (1941), también hizo cine de propaganda durante la IIGM (como Ford).
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Vida de Oharu, mujer galante (1952), que le dio a conocer en Europa.
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Cuentos de la luna pálida de agosto (1953), León de plata al mejor director en Venecia.
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Los amantes crucificados (1954), nominada a la Palma de Oro en Cannes.
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La calle de la vergüenza (1956) nominada al León de Oro en Venecia, y a la postre, su última película.
2 - EL ESTILO DE KENJI MIZOGUCHI
Es un poco todo lo contrario que Ozu:
- No es reconocible a primera vista.
- Adecúa la forma al fondo de cada película (estilo invisible de Ford).
- Si algo le diferenciaba eran los planos-secuencia. Por eso, utilizaba objetivos “gran angular” para captar lo máximo posible en el encuadre, y por eso mismo, le encantaba mover la cámara durante las tomas (sobre todo lentas panorámicas horizontales y suaves travellings).
- Y pese a eso, también le daba mucho valor al montaje.
- Trató diversidad de temas y géneros en sus películas, que rodaba con rapidez y soltura, como Ford.
- Y como Ford, fue un genio autodidacta, convertido en un maestro al que imitaron no sólo sus coetáneos, sino varias generaciones de cineastas posteriores.
3 - LA PELÍCULA DE ESTA SEMANA
Sansho Dayu (El intendente Shansho, 1954) es -bajo mi punto de vista- una obra poliédrica; o lo que es lo mismo: con muchas caras apreciables:
- Se puede (y se debe) apreciar la crítica sociopolítica a todas las tiranías presentes (1954), pasadas (…IIGM) y futuras, que subyace en el argumento de la película. Hasta el punto que Mizoguchi elige como título para el film, el nombre del tirano (en lugar del de cualquiera de los protagonistas).
- Por otro lado, y tal vez en contraste con lo anterior, está el tema de la tradicional “honorabilidad” japonesa (la “integridad” de los héroes de Ford; los “principios” del protagonista de La condición humana, de Kobayashi). Es un código ético que complica mucho la adaptación de los protagonistas a una sociedad cruel y despiadada, adaptación que les evitaría muchos sufrimientos, pero que no pueden ni plantearse, lo que les aboca inevitablemente a la tragedia.
- Otro valor indudable que tiene la película es el artístico: junto con algunos planos de Cuentos de la luna pálida, las más bellas e imborrables imágenes de la extensísima obra de Mizoguchi están tal vez en . Y su combinación ocasional con la música -diegética o no- es de un resultado magistralmente poético.